MANUAL PARA DESINTEGRAR LA "CRÍTICA" A LAS INSTITUCIONES

Por Colectivo Opinión Pública


1. Identifique el canal de mayor ocurrencia estadística del contradictor. Tenga en cuenta que ese canal es por lo general el panfleto electrónico, los foros en red, u otras formas desgastadas de expresión del inconformismo o la disidencia. Esporádicamente son pasquines impresos. Concéntrese en la red, lo que tiene mayor incidencia y menor control editorial.

2. Identifique los niveles de capacidad de gestión, influencia, acceso a medios y espacios de su contradictor y compárelo con los suyos propios. Al estar de lado de la gestión del Estado las diferencias a su favor serán evidentes. Haga una lista de sus puntos fuertes.

3. El primer paso en una campaña para la desintegración consiste en señalar a su contradictor como a un crítico.

4. Asegúrese que su contradictor, en su afán de reconocimiento, acepte en público esta denominación.

5. Una vez que usted tiene configurado un escenario bipolar de acción y reacción, comience la acción efectiva y real de desprestigio de acuerdo a la agenda descrita en los siguientes puntos:
a. Señale que la crítica proviene de la incapacidad del crítico para acceder a los circuitos institucionales. Recuerde que en el pasado atávico mental de la opinión pública, el crítico es un artista frustrado.

b. Evite referirse a su contradictor directamente. Nombrarlo le concede la satisfacción de un reconocimiento público.

c. No deje de señalar que toda forma de desacuerdo proviene de un afán de protagonismo, y añada a este término el adjetivo “espectacular”. Esta forma trivial de referirse al adversario tendrá efectos devastadores al invocar la fobia atávica que se le tiene a una sociedad del espectáculo entre una clase pretendidamente intelectual. Recuerde no mencionar la LSS directamente; déjele como un resorte en la sombra y justifique la omisión con la afirmación de que probablemente al autor no le habría gustado ser siquiera mencionado.

d. Aprenda de los métodos tradicionales de lucha contra el establecimiento. Acuda a la defensa anónima de la institución. Los efectos serán una absoluta sensación de zozobra en el adversario.

e. Acuda a la tradición foránea más tradicionalmente establecida en otros países y enfrente al crítico local a grandes nombres consolidados. No importa que Usted no haya leído estos autores, o que los conozca como referencia lejana. Cada vez que el tipo abra la boca, tírele encima décadas de reflexión crítica complejamente desarrollada en otros lugares. Mientras el detractor se toma un tiempo mínimo verificando las fuentes, la discusión le habrá dejado atrás.

f. Hágase rodear de una bancada de amigos que estén vigilantes y prestos a intervenir cada vez que el adversario realice una declaración en público. Asegúrese que alguien del grupo responderá con una instantánea descalificación. Asegúrese de neutralizar todas sus intervenciones señalándolas como meros plagios.

g. Proponga a su adversario como una nueva institución. La opinión pública no desea reflexionar sobre la base de la ilusión de estabilidad social y acogerá que la presencia reiterada de un nombre es espectacular e institucionalizante sin siquiera acudir a una mínima reflexión sobre las características que definen a una institución. Por ejemplo, la opinión pública cree que es posible la institución de una sola persona.

h. Acuda a una parte significativa de su poder de gestión para deformar la opinión pública a su favor. Llámela: “campaña de formación de público” o gestión pedagógica lo que le confiere una forma benigna. No olvide ejercer una difamación sistemática contra el adversario.

i. Cuide su estilo de escritura. Escriba como si no fuera Usted. Guárdese de repetir los giros gramaticales que como funcionario pudiera aplicar en sus escritos públicos. Reflexione sobre el estilo o estilos diversos de escritura que Usted quiere que ejerciten el o los anónimos con meticulosidad arqueológica. El menor giro particular de escritura puede desmantelar una red de cuidadosamente planeados anónimos. Una vez desmantelado el primero, lo demás caerá como un castillo de naipes.

j. Asegúrese de exigir resultados: una vez que se cataloga como crítico un espacio o un individuo, hay exigirle "impactar" la institución criticada, de esta forma se le endosa la tarea no sólo de fiscalizarla sino de transformarla. Se logra abrumar a su adversario con sobrecarga de trabajo y con la exposición pública de su incapacidad.

k. actualícese en cuanto a formas sistemáticas de producción de “spam” intelectual.

l. Fragmente el campo del arte en territorios ilusoriamente incompatibles. De esta forma las energías se desatarán demarcando las fronteras de los espacios semánticos en interminables procesos analíticos y habrá menos energía disponible para examinar la administración centralizada de ese territorio fragmentado.

m. Organice exposiciones en donde se exhiban obras puntuales y adjudique premios importantes que puedan generar discusión. Haga un llamado a sus amigos cercanos para que reclamen la presencia de mas “crítica de la obra” con lo que la crítica contra la institución pasará a segundo plano.

n. Señale a su adversario como el negativo de la institución que critica. Utilice una y otra vez el término “melodramático” para lograr este fin; utilice el término “vanguardista” para exhibir el anacronismo del detractor. Haga lo posible por inocular en el colectivo de la opinión pública la idea de que su adversario solo quiere instaurar una forma en negativo de la institución, es decir, remplazar un canon por otro canon, pero no cuestionar o redefinir el canon o su pertinencia. Reitere que este reemplazo obedece al deseo egoísta de querer hacerse con el poder de la institución: señale al detractor como un bárbaro homicida dispuesto a desmantelar la paz pública, la armonía. Acompañe siempre estas intervenciones con algún adjetivo: resentido, espectacular, protagónico. No se preocupe en su propio nivel de protagonismo: el colectivo opinión pública no ve con seriedad la absoluta presencia estatal dado que es una evidencia abrumadora a la que ya estamos acostumbrados.